Rechazamos categóricamente el golpe de Estado perpetuado en Bolivia contra el presidente legítimamente electo, Evo Morales. Rechazamos rotundamente también las conclusiones de la OEA, organismo al servicio de los intereses imperialistas, de que supuestamente hubieran habido «irregularidades» durante los últimos comicios realizados en Bolivia, en los que el presidente Evo Morales ganó con un 10% por encima de su contrincante golpista y pro imperialista.
Destacamos la gestión del presidente popular e indígena Evo Morales que, durante sus mandatos, logro enormes avances en la consolidación de la soberanía nacional del país, trajo prosperidad económica y una gran mejora del nivel de vida de las y los trabajadores, campesinos y pueblos originarios. Situación ratificada por organismos internacionales.
Denunciamos la acostumbrada hostilidad golpista de la gran burguesía del país y la burguesía imperialista, que desde el primer momento, nunca aceptaron un gobierno popular, soberano y centrado en la clase obrera y los pueblos originarios, como los anteriores gobiernos corruptos, títeres y vende patria. Esta oposición fascista, cómo demuestran los hechos, llevaron adelante acciones de sabotajes, violencia, quema de hogares de dirigentes sociales y partidarios de Evo. Porque la burguesía nacional, aún cuando aumentó sus niveles de ganancias, producto del desarrollo social y la calidad de vida, no aceptaron y jamás aceptarán voluntariamente la pérdida de quedarse con toda la ganancia, de sus privilegios económicos, políticos y sociales.
Como en Chile, en 1973, queda en Bolivia nuevamente de manifiesto una importante lección histórica: que la democracia que él modo de producción capitalista ofrece, tiene un techo y «funciona» mientras los privilegios históricos de la gran burguesía nacional y del imperialismo, no sean tocados. Por la misma razón y por el carácter reaccionario de estos últimos, es que todo avance popular, de un proyecto de soberanía que busca transformaciones profundas del sistema capitalista, que logra obtener importantes conquistas y mayores derechos sociales, debe contar con una fuerza orgánica y material para defenderlo, de lo contrario un golpe de estado borrará de un plumazo todos los años de lucha.
Denunciamos al imperialismo Yanqui, que invirtió mucho dinero en Bolivia, para corromper a las cúpulas de las FFAA y De Orden, las mismas que se habían visto fortalecidas bajo los mandatos de Evo Morales, pero que no mostraron la lealtad, ni mucho menos respetar todos los avances en derechos conquistados soberanamente, prueba de aquello, fue la pasividad con la que dejaron actuar a las hordas fascistas, que incluso quemaron la bandera wiphala del Palacio de Gobierno, símbolo de la unidad de los pueblos originarios de América Latina.
Valoramos la decisión del presidente Evo Morales, de renunciar para no causar derramamiento de sangre de su pueblo, es correcta y noble. ¡Que el pueblo de Bolivia no olvide este gesto!
En Chile y en Bolivia hemos de aprender la lección. Se ha visto confirmado, otra vez, que el sistema democrático que ofrece este sistema económico capitalista neoliberal, tiene un tejado de vidrio y que su esencia es una dictadura brutal, injusta, al servicio de la gran burguesía nacional e imperialista. Quién dispone de los recurso, es quien controla la política nacional.
Nos hacemos propias las palabras del vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera: «volveremos siendo millones».
¡Con el aprendizaje histórico que entrega este momento y la fuerza, decisión y valentía mostradas por el pueblo de Bolivia, sabrán hacer trizas al golpismo y al imperialismo, muy pronto!
Comité Central del
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria)
PC(AP)